CARTA DE SOLIDARIDAD INTERNACIONAL CON ADOLFO ARISTARAIN
Exijamos el cese de toda persecución contra ADOLFO ARISTARAIN
La Corte Suprema de los Estados Unidos caracterizó los derechos de libertad de expresión y libertad de prensa como derechos y libertades personales fundamentales y señaló que el ejercicio de estos derechos se encuentra en la base del gobierno libre por parte de hombres libres.
El derecho a la libertad de expresión en Argentina está garantizado tanto a nivel constitucional como a nivel legal y por tratados internacionales.
ADOLFO ARISTARAIN, en atención a la pretensión dictatorial del gobierno de Javier MILEI de hacerse con la “suma del poder público”, no ha hecho más que expresar una idea política en defensa de la Constitución Nacional en el marco de los Arts.14, 21, 36 y 37 de la misma; Arts.4, 10, 12 y 32 de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Arts. 1, 13, 23 de la Convención interamericana de derechos humanos.
Adolfo Aristarain ha hecho uso de su derecho a la libre expresión en una comunicación espontánea a personas amigas primero y desde una columna de Página 12 después, manifestando lo que pensaba del gobierno actual y sus circunstancias.
Lo ha hecho en un momento crucial para la cultura y la Nación entera.
Parafraseando a Walter Benjamin, el texto de Aristarain “relampaguea en un instante de peligro”. El lúcido director de Un lugar en el mundo, Martín Hache y Lugares comunes ha utilizado siempre su palabra como una herramienta trituradora de lo banal, de lo imbécil y de cualquier forma que atente contra la Libertad, así con mayúscula.
En Tiempo de revancha, lo que atronaba no era la palabra sino el silencio como una metáfora abrumadora. En un país donde hablar era peligroso hasta para conservar la vida, el silencio impuesto, cortarse literalmente la lengua, fue la forma silvestre del triunfo sobre la mentira y la violencia de los poderosos. Ese silencio fue más escuchado que cualquier discurso.
Ahora, los que hablan en nombre del anarco capitalismo (en la vida cotidiana, en la política y en la justicia) se escandalizan y denuncian a un gigante de la cultura, a un hombre de 80 años que muchas veces ha dicho de si mismo que se considera un anarquista libertario, alguien que cree firmemente en las ideas, en las palabras y en los hechos que colaboren verdaderamente con la libertad del ser humano, por encima y contra el mercado y el mero consumo. Casi un renacentista.
El momento absolutamente liminal de nuestra sociedad, como ha dicho recientemente con lucidez Álvaro García Linera, nos ubica en una forma de un no-momento, una categoría que pretende dejarnos sumidos en la incertidumbre y en la ansiedad permanente.
Así está buena parte de la sociedad frente a la magnitud abismante de los inconstitucionales DNU y de la Ley Ómnibus.
Frente a esta realidad, Adolfo Aristarain alzó su voz y sus palabras explotan crudas y libres como su cine.
Incomodan e interpelan pero son básicamente la expresión de un pensamiento rebelde e irreductible: un DNU que se arroga la suma del poder público y una Ley que tritura otras 300 leyes que llevó años debatir y consensuar, no pueden ser nunca expresión de libertad alguna, sino todo lo contrario. De tiranía.
Ese es el mensaje fundamental que nos lega el valiente texto de Adolfo Aristarain y contra esa realidad, que finalmente entronizaría a la injusticia, nos llama a rebelarnos.
Igual que siempre hizo su cine en casi 40 años de carrera. Un gesto de coherencia de nuestro gran artista.
Porque ADOLFO es “nuestro”.
Es ahí donde no podemos más que apoyarlo y manifestarnos contra cualquier tipo de persecución en su contra, porque de este modo actuamos en defensa propia, por lo mejor para el bienestar general y en beneficio de toda la comunidad.
Esto es, actuar en defensa de la verdadera libertad, la justicia social y la democracia.
Exijamos el cese inmediato de toda persecución contra ADOLFO ARISTARAIN
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